
Cuando llegas a la conclusión de que casi todo lo que te rodea es innecesario y abrazas el minimalismo como filosofía de vida
Fumio Sasaki vive en un apartamento de una sola habitación en Tokio. No obstante, a pesar de hacerlo en plena meca de los productos más variopintos, él solo tiene lo básico para subsistir:
Tres camisetas, cuatro pares de pantalones, otros cuatro de calcetines y poco más.
No es que no pueda permitírselo, es que no quiere poseer más de lo que sea estrictamente necesario.
Sasaki, de 36 años de edad y editor de profesión, forma parte de un número creciente de japoneses que optan, a través del minimalismo, por un estilo de vida sostenible.
No fue siempre su caso.
Hasta que, hace dos años, Sasaki se cansó del ir y venir de las tendencias, él mismo atesoraba una gran colección de libros y películas en DVD.
Cuando entramos en la rueda del consumismo, lo hacemos en una espiral sin principio ni final en la que no importa lo que tienes sino lo que no tienes.
Por eso, una vez que él fue consciente de que era esclavo del sistema, pasó un año entero vendiendo sus cosas y regalándoselas a los amigos.
Desde entonces, el tiempo libre que antes empleaba en comprar o limpiar todas aquellas pertenencias es ahora tiempo de más que puede emplear en salir con amigos o viajar.
Importado desde Estados Unidos, donde uno de sus principales adeptos fue Steve Jobs, y tomando inspiración en el budismo zen, cada persona adapta el minimalismo a su propia filosofía.
Así, algunos no se limitan a adquirir únicamente aquello que necesitan para vivir, sino que se permiten tener todo lo que de verdad les guste.
No es necesario tener más cosas de lo normal para que, entre ellas, haya demasiadas que, realmente, ni quieres ni necesitas. De este modo, dejas que sean solo las cosas que tú has elegido las que llenen tu vida. Deshacerte del resto es tan liberador como reestablecer el orden y no permitir que sean los objetos los que nos posean a nosotros
El objetivo final no es seguir un dogma ni que, tras hacer un recuento, uno no pueda superar un determinado número de objetos bajos su techo sino que es algo mucho más profundo. El objetivo de este minimalismo es que cada uno pueda evaluar de forma personal lo que significan esas posesiones para él.
¿Necesitas más pruebas para librarte de todas esas cosas que no usas desde que se llevaban los cinturones con tachuelas y que atesoras como si fueras un vagabundo con Síndrome de Diógenes?