Dice la nota de prensa de Adelaida y Coco (Grijalbo) que este cómic de la diseñadora venezolana Eire está destinado a convertirse en la biblia de cualquier gatófilo. Aunque es cierto que tal afirmación podría resultar pretenciosa si tenemos en cuenta obras maestras como Gato saliendo de una bolsa y otras observaciones de Jeffrey Brown, o Yon y Mu, de Junji Ito, también es cierto que la obra de Eire es un retrato de la vida en pareja (entiéndase, pareja felina) genial.
Adelaida y coco no sólo es la historia de una mujer que vive sola con su gato, también es la de todos los seres humanos que no serían capaces de vivir un día de sus vidas sin su acompañante animal. Una guía sobre cómo las personas deben aprender a soportar a esos seres peludos, y viceversa, y también sobre lo que esa relación íntima nos enseña a propósito de la solidaridad entre especies, del amor a los animales y de la responsabilidad.
En realidad, la relación de Adelaida y Coco no es tan distinta que la que la propia Adelaida pudiera mantener con cualquier otro humano. Las manías y rarezas de uno y otro acaban por aprenderse y asimilarse, y tanto el gato como ella tendrán que ceder y comprender a su compañero si ambos quieren vivir una vida tranquila.
Porque es verdad que llega un momento en el que cuando fuera de casa todo da asco, o cuando el trabajo se acumula y nos agobia, o incluso cuando un dolor de tripa o de muelas nos deja rendidos y en la cama , sólo el hocico caliente de un pequeño ser como Coco podría animarnos. Su lametón áspero nos cura. Su amoroso pelo nos salva.
