Desde el 1 de enero de 2017, la cadena de supermercados francesa Biocoop ha dejado de vender agua embotellada. C omo la primera tienda cooperativa de productos bio y de equidad en Francia , quieren dar ejemplo y sensibilizar a sus clientes en materia ecológica.
“Esta ha sido una decisión radical” que “costará cara a la marca”, afirmaron para el Huffington Post. El agua embotellada les va a suponer unas pérdidas de entre el 1 y el 1,5%% de ventas, dijo su presidente Claude Gruffat.
“Consideramos que el comercio de agua embotellada es muy contaminante y va contra los valores de nuestra empresa. La campaña hace una llamada a una industria plástica que daña el medioambiente”.
Sin embargo, su gesto no se ha visibilizado hasta el pasado 24 de marzo, cuando la empresa dio las declaraciones anteriores acompañadas de una campaña online para calcular las emisiones de dióxido de carbono, deshechos, gasto de agua, el transporte al año que produce el agua embotellada y el gasto económico que supone en el consumidor.
Por ejemplo, alguien que compra 7 botellas a la semana contribuye a emitir 39 kg de CO2 en la atmósfera, a sumar 109.200 kilómetros de transporte desde la producción a la tienda, 5 kilos de basura no reciclable y 255 litros de agua desperdiciados.
Biocoop propone volver a beber agua del grifo, usando filtros si es necesario. Y recomienda que los pozos de donde proviene nuestra agua tendrían que estar rodeados de agricultura ecológica para evitar que se contaminen con pesticidas y nitratos.