La Organización Mundial de la Salud afirma que hay más de 200 millones de perros callejeros en el mundo. Seguramente no te resulta extraño encontrártelos en cualquier barrio de cualquier lugar en el que vivas. A no ser que vivas en los Países Bajos, pues se ha convertido en el primer país del mundo en reducir a cero su población de perros abandonados.
Es, además, uno de los países del mundo en el que los animales domésticos están más protegidos social y legalmente. Su preocupación por el bienestar de los animales, un tema fuera del radar de la mayoría de gobiernos del mundo, es en los Países Bajos una prioridad debido a su fuerte tradición de animales domésticos y a las crisis derivadas de la superpoblación de estos durante los últimos doscientos años.

Desde principios del siglo XIX, el número de animales domésticos (la mayoría perros) se incrementó drásticamente, pues eran símbolos de estatus social. Cuantos más perros poseía una familia, mayor era su clase social. En el otro extremo, las clases más pobres también tenían perros, usualmente mestizos, para sus labores de la tierra.
La gran superpoblación de perros llevó al gobierno a implementar un impuesto para regular su población, que sin embargo tuvo el efecto contrario al deseado: al no poder (o querer) pagar el impuesto, los abandonaban en la calle. Una epidemia de rabia que golpeó al país a mediados de siglo agravó la situación, pues al menor síntoma las familias preferían abandonarlos que tratarlos. Pronto el gobierno se dio cuenta que tenía que tomar (mejores) cartas en el asunto, pues la situación se hacía insostenible y ponía en peligro la salud tanto de los perros como de las personas.

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Así se convirtió Países Bajos en un paraíso para animales domésticos
Así, en 1864 abrió la primera agencia de protección de animales. 13 años después abrió el primer refugio canino. Y en 1962, se introdujo el Acta de Protección Animal. Desde entonces, el gobierno neerlandés ha actuado a través de varias vías para solucionar el problema. Su labor más importante ha sido la campaña de esterilización obligatoria, financiada con capital público, y que es totalmente gratuita. También ofrece, en días específicos, campañas de vacunación y reconocimiento médico gratuitas para garantizar la salud de los animales.
Paralelamente, el gobierno de Países Bajos intensificó las políticas de protección de animales con la creación, en 2011, de una división especial de la policía encargada de investigar posibles negligencias contra animales. Cualquier acto de crueldad animal está castigado por la ley, con penas de hasta 3 años de cárcel y sanciones de 16.000 euros o más. Por otra parte, se incrementaron los impuestos a la compra de perros de crianza, lo que unido a una campaña de concienciación a nivel estatal, derivó en el aumento de adopciones. De esa forma, muchos de los perros abandonados pronto encontraron un nuevo hogar.

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Todas estas medidas en favor de los animales domésticos ha resultado en un país que no solo ha conseguido erradicar la presencia de perros abandonados, sino que también adora a sus mascotas. La gran mayoría de tiendas, cafés, restaurantes y transportes públicos permiten la entrada con perros. No ha sido un camino fácil, pero una serie de medidas acertadas han conseguido que Países Bajos pase de ser un país con una grave crisis de superpoblación animal a ser un auténtico paraíso para los animales domésticos (y para sus dueños).
