CUANDO UNA HIJA ODIA A SU MADRE SE ODIA A SI MISMA


Cuando una hija odia a su madre se odia a si misma y desprecia a la VIDA… A no engañarse… pues la SOBERBIA se DISFRAZA SUTILMENTE … quien desprecia la VIDA, la pierde.

Tomar a la madre es un proceso de purificación espiritual que requiere tiempo, mucha humildad y es el inicio del Camino del Amor Sano y Maduro que estamos TODOS llamados a recorrer…

Vale aclarar que se trata de una actitud interior de agradecimiento y honra por la Vida recibida de nuestros padres, no se trata de estar físicamente con ellos, ya que la misma Vida nos impulsa a ir más allá, a dejar nuestros padres para formar nuestra propia familia, hacer nuestro propio camino.

El filósofo alemán Bert Hellinger observó que sentir ese agradecimiento nos da fuerza vital para seguir hacia adelante; mientras que si hay resentimientos en nuestro inteior producto de nuestros vínculos primarios (nuestros padres), esto nos impide una vida libre y liviana; por el contrario, se nos presentan situaciones que nos ratifican ese resentimiento; y esto sucede al servicio que podamos liberarnos de esa carga del pasado. Insisto, es una actitud interior que nos vuelve fuertes y libres para hacer nuestra propia Vida.

Por otro lado, en casos de vínculos dolorosos con los padres, el proceso de liberación será más difícil de transitar; pero es el desafío de quien le haya tocado ese destino, dejarlo atrás con agradeciendo por la vida recibida y seguir hacia adelante, sirviendo a la Vida, pues es lo que nos hace felices y plenos.

Esta reflexión y ejercicio basado en las enseñanzas de Bert Hellinger, tienen como propósito vivir desde la verdad de nuestra historia, con aceptación de aquello que nos haya tocado como destino en nuestra familia, y a través de este “Si a la Vida tal como fue y tal como es”, recibiremos la fuerza vital necesaria para hacer nuestro propio Camino de Vida, y cumplir el propósito que nuestro Ser Esencial vino a experimentar a este planeta. ¡Así sea!

Una actitud que conduce a disfunciónes graves es la negación del hijo de tomar a sus padres con amor y de honrarlos como sus padres. Tales hijos se elevan sobre la tierra porque ante un cielo u otra instancia superior se consideran mejores y elegidos. Así, por ejemplo, existen casos de enfermos de cáncer que prefieren morir antes que inclinarse ante su madre o su padre.

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