Este es el lema de un movimiento lanzado por el Instituto Seasteading, una organización estadounidense sin fines de lucro que tiene como objetivo crear, en el archipiélago de la Polinesia Francesa, la primera nación flotante del mundo.
La forma en que terminará con la pobreza o curará a los enfermos aún no está muy clara, y en cuanto a su primer propósito, la construcción, llevada a cabo de manera sostenible para el medio ambiente, permanecerá a flote sin notar en sus costas el futuro aumento del nivel del mar.
Aunque quizás la característica más llamativa del proyecto es su objetivo de acabar con los políticos, para lo cual los creadores han diseñado una estructura social más cercana a la que gobierna los mercados.
LA ORGANIZACIÓN
Ha obtenido permiso para realizar estudios en las aguas a principios de este año y, en pocos años, podrían aparecer los primeros edificios flotantes, el núcleo de una ciudad habitable.
LA POLINESIA FRANCESA
Cuya economía depende de las importaciones, el turismo y la ayuda financiera de Francia, y que está en riesgo por el aumento del nivel del mar, está creando una zona económica especial para que la nación flotante opere bajo sus propias leyes comerciales.
La primera ciudad se construirá en Una red de 11 plataformas rectangulares y de cinco lados, que podrían reorganizarse según las necesidades de sus habitantes como un rompecabezas flotante, dijo el presidente de la compañía Quirk.
Estas plataformas estarán hechas de concreto reforzado y soportarán edificios de tres pisos, como apartamentos, terrazas, oficinas y hoteles durante al menos 100 años.
La organización, que comenzó a ser financiada por el fundador y multimillonario de Pay Pal, Peter Thiel, fue fundada por Patri Friedman, nieto del economista laureado con el premio Nobel Milton Friedman.