El sanguinario presidente que logró un 84% de aprobación asesinando a los delincuentes de su país



Este hombre es Rodrígo Duterte, el sanguinario presidente de Filipinas que prometió acabar con la delincuencia de su país a costa de lo que fuese y está cumpliendo. Creó los aterradores escuadrones de la muerte, que persiguen a asesinos, violadores, drogadictos, y los aniquila literalmente en plena calle o donde sea, ya que en la cárceles el hacinamiento es enorme.

AFP
El propio Duterte ha presumido en numerosas ocasiones de matar a criminales en la ciudad de Davao cuando fue alcalde, como un método “muy efectivo” para reducir la tasa de delincuencia, situada en una de las más altas del país cuando llegó a la alcaldía en 1988.

Según las filtraciones de Wikileaks de los documentos de la Embajada de Estados Unidos en Manila, Estados Unidos considera desde hace años que Duterte controla estos escuadrones.



“Claramente, Duterte está detrás del grupo llamado ‘Escuadrones de la Muerte de Davao'”, escribió en enero del 2005 el entonces embajador estadounidense en Manila, Francis Ricciardone.


Dondi Tawatao/Getty Images
Tal acción ha logrado que lo apoden “El descuartizador”, al emplear, según Wikileaks, sus escuadrones de la muerte para combatir -también- a sus adversarios políticos, una acción que ha sido fuertemente cuestionada por los países occidentales, a los que Duterte insulta sin reparo alguno.


“¡Hijo de puta, jódete!”, fueron las palabras de Duterte en contra del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.

Recientemente se destapó un escándalo de Duterte, tras conocerse que ordenó atentados y asesinatos de adversarios políticos cuando era alcalde de Davao, en el sur del país, según enunció un sicario arrepentido en una comisión de investigación del Senado.

Según Edgar Matobato, un supuesto exmiembro de un escuadrón de la muerte compuesto por policías y militares, Duterte ordenó el secuestro y asesinato de cuatro seguidores del candidato rival a la alcaldía de Davao, Prospero Nograles.
NOEL CELIS/AFP/Getty Images


“Les pusimos sobre la arena y les estrangulamos. Les abrimos las tripas y luego cargamos sus cuerpos en un barco”, dijo Matobato.
Pese a las reveladoras acciones que inculpan a Duterte en serios casos de violación de derechos humanos, a la población filipina parece no importarle, de hecho, le apoya.

Una encuesta reveló que más del 80% del país apoya las acciones de Duterte, que además, prohibió el consumo de cigarrillos en todo el país.
La guerra contra las drogas y los bandidos ha dejado un saldo de más 3.600 muertes desde el 30 de junio, con 1.377 disparos de la policía en las operaciones. Los activistas creen que el resto eran en su mayoría asesinatos de vigilantes.
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