Es muy posible que en más de una ocasión hayas oído hablar de la llamada ameba “come-cerebros”. Es frecuente que, de vez en cuando, aparezca en los medios una de esas noticias que nos deja sin habla y que no llegamos ni imaginar. Niños que llegan a los hospitales con fuertes dolores de cabeza, fiebre y convulsiones, y que fallecen a los pocos días sin que los médicos puedan hacer nada. ¿Una enfermedad craneoencefálica?
En los últimos años han sido varias las muertes ocurridas en la parte de Florida y Nueva Orleans, zonas con grandes ríos, estanques o lagos donde este protozoo unicelular suele desarrollarse silenciosamente demostrándonos aquello de que, en ocasiones, el mayor enemigo es el que no podemos ver, el más pequeño.
¿Te gustaría saber más sobre este parásito mortal?
Naegleria fowleri, la ameba asesina
Es un parásito mortal. A la Naegleria fowleri le encanta vivir en zonas húmedas y estancadas, principalmente en ríos o estanques, pero tampoco le incomoda instalarse en piscinas y canales de riego. Escenarios muy próximos al ser humano, de ahí, que sea habitual escuchar noticias como la ocurrida hace tres años en Pakistán, cuando en el mes de junio, este parásito se llevó la vida de tres personas. ¿La causa? Una contaminación sucedida durante las abluciones, es decir, la acción de purificarse antes de iniciar las oraciones en la mezquita.
El simple hecho de llevarse un poco de agua a la nariz en un recipiente estancado, provocó que esta ameba pudiera viajar plácidamente hasta el cerebro. Y la muerte fue tan dolorosa como irremediable. Ahora bien, hemos de aclarar un poco el famoso término “devora cerebros”. Se ha popularizado esta expresión, y al leerla o escucharla no podemos evitar pensar en una pequeña criatura espantosa engullendo “masa encefálica”. La Naegleria fowleri no actúa “exactamente” de este modo.
Lo que produce este parásito es una Meningoencefalitis, que raramente se puede tratar, siendo casi siempre mortal. Suele entrar como ya hemos dicho por la nariz, aprovechando este medio húmedo para reproducirse, ocasionando de inmediato fiebre, mucosidad abundante e incluso hemorragias nasales. Más tarde, asciende por el plexo y los nervios hasta el Sistema Nervioso Central, atacando al cerebro y las meninge, destruyendo las células e infectando todas estas zonas.
La víctima siente un horrible dolor de cabeza, náuseas, alteraciones sensoriales, convulsiones hasta llegar al coma. Un proceso que suele durar como término medio unas 72 horas, fatales. La tasa de mortalidad es del 99%, así que el único modo de combatir y evitar este tipo de tragedias, es mediante la prevención. En estos países o zonas donde existen zonas pantanosas o estancadas, las autoridades suelen avisar a la población mediante las siguientes indicaciones:
- Evitar sumergirse en ríos, lagos o pantanos cuando hace mucho calor.
- Nunca sumerjas la cabeza debajo del agua o te lleves agua a la nariz, porque este suele ser siempre “el medio de entrada” de la temible ameba.
- No remuevas el sedimento de aguas dulces poco profundas.
- Evita bañarte en aguas que no hayan sido tratadas.
Lamentablemente estas advertencias no evitan que todos los años, hayan víctimas de la famosa ameba asesina. Un enemigo diminuto, con el que el hombre ha convivido desde siempre.
Imagen: EUSKALANATO, michael doe1