7 cosas que has estado haciendo mal toda tu vida
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La forma en la que corremos, nos lavamos las manos o incluso cocinamos no es necesariamente la más correcta. Preparar una reunión de trabajo en la que nos jugamos el ascenso, correr con el coche al taller a cambiar la biela rota o recoger a la suegra en el aeropuerto. Tenemos las agendas repletas de asuntos marcados en rojo. Cuestiones que acaparan nuestra mente y a las que damos una importancia capital movidos por el afán de resolverlas lo mejor posible. Y, ¿qué pasa con todas esas pequeñas acciones diarias relegadas a un discreto segundo plano en las que ni pensamos? Muchas son importantes, aunque su condición de rutinarias les cuelga el carte de nimiedades. Sin embargo, las hacemos mal. Aquí va una lista de 7.
1. Jugar al Monopoly
Las reglas son bastante claras, si caes en una propiedad, puedes comprarla. Si decides no hacerlo, la propiedad puede ser subastada entre todos los demás jugadores. La oferta puede comenzar desde cualquier precio. Seguir estas reglas acorta el juego dramáticamente y hace que sea mucho menos enfurecedor.
2. Esperar a que toda la mesa tenga su segundo plato para comer
Nos ponen delante un buen chuletón, jugoso y humeante, con una buena ración de patatas bien doradas. Ha llegado el segundo plato, pero la urbanidad se interpone entre nosotros y ese deseado, casi ansioso, primer mordisco. Normalmente, se cree que hay que esperar a que se sirva a todos los comensales para poder empezar a comer también los segundos. Pero no, por una vez las normas de protocolo llegan para poner fin a la tortura. Sólo hay que esperar a que se sirva el primer plato. Una vez hecho, no hay más trabas.
3. Pelar un plátano
Para pelar una banana correctamente debes hacerlo de la siguiente manera, primero debes abrir la cáscara desde el otro extremo para evitar que se parta y se convierta en papilla cuando intentes abrirlo.
4. Ducharse
Parece ser que en la ducha nos comportamos como si fuésemos niños. Es decir, nos embadurnamos de jabón. Y no nos hace falta. La piel se vuelve más seca con la edad y los jabones, al ser astringentes, la secan aún más. Si abusamos de esto, se eliminará la capa córnea. Según dermatólogos hay que utilizar la mínima cantidad de jabón y sólo en las zonas más necesarias. Estas son los huecos naturales de la piel y los pliegues. Usar jabones para niños es otro error, están bien para niños porque su piel es más grasa.
5. Cortar pasteles
Estoy convencido que has cortado los pasteles de forma errónea durante toda tu vida. En realidad, deberías de cortar los pasteles desde el centro hacia fuera si quieres que permanezca fresco.
6. Secarse las manos
Cada individuo gasta al año de media 14 kilogramos de papel de uso higiénico y sanitario, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Pasta de Papel y Cartón, en los que se incluyen las toallas de papel de los aseos públicos. Un estudio elaborado por la Universidad de Westminster en 2009 que compara la eficacia de las toallas de papel, las de tela y los secadores de aire muestra que el 63% de los europeos preferimos secarnos las manos con toallas de papel. Ya que las elegimos, ahorremos. Hay una técnica con la que evitarlo, sacudir bien las manos antes de secarlas. Rudimentario, pero salva el mundo.
7. Guardar tus camisetas
La forma más típica de guardar tus camisetas en los armarios es de forma horizontal, pero si tu las colocas de lado todo será mucho más sencillo. Si las colocas de lado serás capaz de ver exactamente todas las camisetas que tienes sin desordenar las gavetas.