Parálisis del sueño: ¿Por qué unas personas lo sufren y otras no?



 ¿Por qué sucede? ¿Qué lo determina? Suele decirse que no hay experiencia más pavorosa que la de creer que las cosas horribles que vemos y “sentimos” son reales, que nos percibimos a nosotros mismos como conscientes, cuando en realidad, no lo estamos… o casi, porque las parálisis del sueño se sitúan en ese fino horizonte entre el sueño y la vigilia donde como dirían muchos pacientes “habitan los monstruos”.
Hablemos sobre ello en Supercurioso, abordemos la pregunta de por qué hay quien lo sufre y quienes simplemente, no saben siquiera de qué va el tema.

Causas que pueden determinar la parálisis del sueño

A la hora de hablar de la parálisis del sueño muchos lo relacionan con el sonambulismo. Y no, no es lo mismo. En este caso no solo estamos completamente inmóviles, sin poder reaccionar ante todo lo que nos amenaza. Lo más característico es la capacidad de poder ver, escuchar, oler y sentir. Alucinaciones sensoriales que hacen del fenómeno algo muy intenso.
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Ahora bien…. ¿por qué tengo que sufrirlo yo y no mi hermana o mi compañero de piso? En primer lugar hay que matizar que cada persona es un caso, cada uno de nosotros disponemos de unas características fisiológicas y emocionales que hacen complicado poder etiquetar y hacer un pronóstico de quien lo va a sufrir y quien no.
Los médicos se basan pues en estadísticas y en determinadas correlaciones que parecen repetirse en muchos casos. Si te interesa profundamente el tema de la parálisis del sueño te recomendamos visitar la página “The Sleep paralysis proyect”. En ella, vemos el excelente trabajo que está haciendo la cineasta Carla MacKinnon por comprender un poco más esta increíble y desconcertante realidad. Se realizan investigaciones, documentales, análisis y puedes encontrar detalles muy interesantes sobre el tema.
La propia Carla MacKinnon sufrió en numerosas ocasiones parálisis del sueño. Según ella misma explicó, a lo largo de varias semanas se despertaba con una angustia inmensa sintiendo que una presencia maligna estaba con ella. Aterrador, no hay duda.
Veamos ahora qué características suelen repetirse en las personas que sufren estas experiencias:
  • Tener problemas relacionados con el descanso: insomnio, tener un turno de trabajo que nos obliga a cambiar nuestros ritmos de sueño, estar muy cansado durante varios días y no dormir los suficiente…
  • Sufrir el síndrome de las piernas inquietasYa te hablamos de ello en Supercurioso, y aunque en ocasiones no es más que “simple nerviosismo” en ocasiones está relacionado con una enfermedad y requiere tratamiento.
  • Pasar una época con mucho estrés o ansiedad. Podría ir desde haber sufrido algún hecho traumático como la pérdida de un familiar, a simple estrés por el trabajo o los exámenes.
  • Hay medicaciones, como las relacionadas con la hiperactividad, que también pueden propiciar el sufrir parálisis del sueño.
  • Problemas afectivos. Puede que estés pasando una época con problemas en casa, con tu pareja… Sientes rabia, miedo, ansiedad… Una alta carga emocional que también puede desembocar en este problema.
  • Épocas de desánimo y depresión. En ocasiones, no hace falta llegar a caer en una depresión profunda. Hay momentos en que estamos más desanimados de lo normal, sin ganas de nada, apáticos y con ganas solo de estar con nosotros mismos. El patrón del sueño cambia y es común que podamos sufrir la parálisis del sueño.
  • Suele decirse que cuando experimentas una parálisis del sueño durante una noche, existen altas probabilidades de que en pocos días, vuelva a repetirse.
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Hay quien dice que las emociones, las sombras de nuestros problemas cotidianos que a veces no abordamos o no reconocemos como debiéramos, pueden emerger en forma de auténticos monstruos. La verdad es que no llegamos a entender el por qué nuestro cerebro gusta de torturarnos de este modo cuando somos más vulnerables, pero es algo que ocurre, que es real, que se sufre y que sin lugar a dudas, se necesitan más investigaciones.
De hecho, no hace mucho se pensaba que eran demonios “reales” quienes nos atacaban. A día de hoy, sabemos ya que los peores demonios, como diría Edgar Allan Poe, están en nuestra propia mente.
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