11 rasgos peligrosamente tóxicos para saber si eres una persona egocéntrica


Lo sentimos: el sistema solar NO es un conjunto planetario que orbita alrededor de tu ombligo

Existen dos teorías contrapuestas que urgen del posicionamiento científico. La primera, de base histórica, afirma que el sistema solar es un conjunto planetario que orbita alrededor del Sol. La segunda contradice esta versión y sostiene que en realidad gira alrededor de tu ombligo. ¿Te suena?
La personalidad egocéntrica tiene un par de razones para defenderse a sí misma. En un mundo tan competitivo la ambición se cotiza bien, y no hay mayor competidor que quien siente la necesidad de demostrarse superior. Piensen en Cristiano Ronaldo (aka CR7). La segunda razón es el regalo que nos hacen: después de tanto “mírame”, “mírame” y “mírame” siempre llega el tropiezo tonto que nos reconcilia con ellos por la vía del humor físico.
Aquí van los 11 rasgos tóxicos para saber si en tu entorno próximo (o en ti mismo) se esconde una persona egocéntrica. Continúen leyendo con mascarilla:
1. Autoestima por las nubes: se quieren a rabiar, o esa es la sensación que transmiten. Según el investigador D.M. Svarkic esa actitud indica que en realidad esconden una autoestima frágil y lo compensan buscando la admiración del prójimo. Se presentan como personas persuasivas y seguras de lo que dicen, pero en realidad enmascaran un discurso preñado de contradicciones.  
2. Efecto "El show de Truman":  No es que quieran parecerse al actor cómico Jim Carey. Lo que les pasa es que creen que el mundo se activa o se desactiva a su paso. Les encantaría que su vida fuera un programa de televisión en prime time las 24 horas del día. Los vecinos, los compañeros de trabajo, la familia, el tráfico, la ciudad... todo es un mecanismo ideado para colmar sus necesidades sin ningún interés cuando dejan de ser los protagonistas.
3. Complejo de Dios: Sea cual sea el contexto, se creerán los putos amos. Consideran que tienen habilidades especiales y exigen un trato distinguido.
4. Estrella por descubrir: Están a una racha de buena suerte de convertirse en auténticos triunfadores. En cada conversación te advierten: “No me pierdas de vista porque estás ante el próximo héroe de este maldito país”.
5. Que la realidad no te estropee una bonita paja mental: Claro caso de 'lo que creo' versus 'lo que en realidad es'. Se ve mejor con un ejemplo: el jefe le reduce las horas por ser un zoquete, él dice que se las recorta porque en un futuro dirigirá la empresa. ¿Tiene sentido? No. ¿Le importa? Por supuesto que no.
6. Recibe las críticas como ácido hirviendo: La gente cargada de autoestima se toma cada crítica como una ofensa contra lo más sagrado; en realidad tiene sentido si revisamos el punto 2. Ellos son la Palabra y la Ley.
7. De mí o contra mí: Manifiestan una falta total de empatía hacia los demás. Todos los sentimientos hablan de algo que les pasa o les ha pasado a ellos. Da igual si nos duele el riñón, a ellos les duele más. Da igual si estamos tristes, ellos son felices y eso debería bastar.
8. Tú éxito es un bicho feo: Se sienten valorados solo cuando los demás quedan por debajo. Sus logros son unicornios alados que cabalgan sobre arcoiris mientras tus éxitos son insectos feos que luchan por respirar.
9. Exhibicionistas: Necesitan sentirse halagados y recompensados por sus palmeros, lo cual les empuja a acaparar trabajos de cierta visibilidad.
10. Manipulan desde la inseguridad. Como se sienten acomplejados intentan controlar a otras personas para que les profesen devoción incondicional. Son yonkis del reconocimiento ajeno.
11. Solos, siempre solos. No hay quien les aguante. Terminan colgados de farolas contándole sus milagros a todo el que quiera escuchar.
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