En 'It's all good', el fotógrafo Boogie retrata las miserias de los yonquis, mafiosos y policías corruptos que pueblan Brooklyn
Boogie es uno de los fotógrafos urbanos más reconocidos de Nueva York por sus retratos de la gente que habita en los límites de la sociedad.
Su nombre real es Vladimir Milivojevich y llegó a EEUU desde Serbia gracias a que le tocó en la lotería un visado permanente norteamericano. Esta manera de entrar en la sociedad estadounidense ya da una de las claves de sus obra: Boogie es capaz de materializarse y disparar su cámara, como por casualidad, en mitad de los ámbitos más inesperados.
Hoy se reedita después de diez años el primer libro de Boogie, It's all goody sus fotografías, tomadas en los peligrosos barrios de Bushwick, Bedford-Stuyvesant o Queensbridge, son ahora incluso más actuales que hace una década.
En ellas se retrata de forma cruda e inquietante el submundo de la droga, sus presas y sus cazadores. Para hacerlas, Boogie se ganó la confianza de las tribus de yonquis, matones, mafiosos y policías corruptos que pueblan los márgenes de Nueva York.
Sus fotografías son auténticas porque su cercanía a los sujetos que las pueblan es real. En la parte de atrás del libro, Boogie cuenta cómo conoció a muchos de los criminales que retrata, y algunos de los cuales se acabaron conviertiendo en algo muy parecido a un hermano para él.
En It's all good hay un mundo que está solo a un disparo de pistola de aquí. Y no querrás quedarte.
