Esta mujer ha ganado un ultramaratón... en falda y sandalias


Sin equipamiento deportivo, sin entrenamiento formal, y aún así la mejor

Sí a correr. No al running. En estas páginas ya hemos dejado claro la rabia que nos causa ver una simple y beneficiosa actividad física convertida en un escaparate para las marcas. Una actividad barata, al alcance de cualquiera, convertida en un escenario para la ostentación. Por eso resulta tan refrescante encontrarse con historias como la de Lorena Ramirez, atleta, y además indígena tarahumara.
Lorena tiene 22 años y un talento natural para las largas distancias. El pasado 29 de abril sus piernas de hierro la llevaron hasta lo más alto del podio en la carrera Ultrail Cerro Rojo, 50 kilómetros de travesía a través de la jungla que Lorena corrió en un tiempo de 7 horas y 3 minutos.
Hasta aquí, todo normal. Salvo por dos detalles: Lorena corrió en falda (larga) y huaraches, sus sandalias de cada día , con sus tiras de cuero y su suela plana de caucho.
La gesta pasó desapercibida pasó hasta que una página de Facebook, Que todo Tehuacan se entere, lo publicó y se hizo viral (por la razón correcta, aclaramos: pura admiración).
“Sin chaleco de hidratación, sin tenis, sin licras y mangas de compresión… Sin todos esos gadgets del runner de hoy. Sin andar publicando sus kilómetros en nike, sin facebook. Tan solo por necesidad ganó”.
En el ultramaratón del Cerro Rojo, que se celebra en la localidad mexicana de Puebla, participaron 500 atletas procedentes de 12 países. Y Lorena arrasó en la carrera femenina. Y arrasó sin zapatillas de correr, sin ningún tipo de equipación deportiva, sin entrenadores ni patrocinios.
“No traía ningún gel, ni dulces para la energía, ni bastón, ni lentes, ni esos tenis carísimos que todos usamos para correr en la montaña. Sólo una botellita de agua, su gorra y un paliacate [una pañoleta] en el cuello”, declaró a Verne Orlando Jiménez, organizador de la carrera.
Como buena tarahumara que es, Maria Lorena lleva el correr en la sangre: toda su familia participa en maratones y carreras de larga distancia por todo México, con la motivación de “ganar” y “de no tener hambre”, según contó su padre, también corredor, a El Universal.
La joven asegura que no realiza ningún entrenamiento específico, le basta con caminar entre 10 y 15 kilómetros diarios a través de los montes vigilando al ganado.
Vacas y chivas, esos son sus únicos “compañeros de entrenamiento”.
Eso le basta para ser una de las mejores corredoras de fondo del país.
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