Pensaron que mataron a un demonio, pero cuando supieron lo que era se suicidaron…


Dicen que el peor defecto del hombre es la ignorancia y después de leer esta historia seguro estarás de acuerdo, pues en el afán de creer en una fantasía acabó con una vida inocente y lo que consideraban un acto heróico se convirtió en una tragedia. ¿Crees en las historias populares? ¿Crees en los demonios? Esta historia te hará dudar…

Aldeanos de San Rafael Pacaya II en Guatemala, celebraban que por fin habían acabado con un cadejo, una criatura que había sembrado terror al matar a sus animales.



De acuerdo a una leyenda popular, el cadejo aparecía en las noches más oscuras, se trataba de un demonio que tomaba la forma de un perro negro, se veía el fuego en sus ojos y las ganas de hacer mal a quien se cruzara en su camino. Otros decían que también existía un cadejo blanco de ojos azules que era todo lo contrario y que protegía a las víctimas del demonio. Este cadejo bueno era el único capaz de salvar de la muerte si se llegaba a topar con el cadejo oscuro.




Pues bien, en los últimos días, los aldeanos guatemaltecos se dieron cuenta de que algo raro estaba pasando, sus animales desaparecían y los que encontraban estaban muertos con marcas extrañas. Ya que no podían explicar el fenómeno, se corrió el rumor de que el demonio Cadejo era el responsable.

Antes de que más animales murieran y de que las víctimas ahora fueran humanas, los vecinos decidieron enfrentar al terrible demonio. Salían en las noches con antorchas y la búsqueda no duró mucho, pronto encontraron a una extraña criatura que terminaron asesinando.




Al compartir la noticia con medios locales, descubrieron el horror que habían cometido, la criatura no era un Cadejo sino un micoleón, un animal de la región que está en peligro de extinción.

Cuando las autoridades del medio ambiente llegaron a investigar, los aldeanos insistieron en que ellos nunca habían visto al animal y que por eso habían pensando que era el demonio al que tanto temían. La explicación era que el micoleón se esconde en lugares lejos de los humanos, le aterra el contacto pero realmente es inofensivo.



Lo verdaderamente escalofriante de la noticia fue que al paso de unos días los aldeanos responsables del asesinato terminaron por suicidarse, luego de conocer que la ley prohibe la caza de estos animales y el matar a uno constituye un delito grave que puede traer como castigo por lo menos 27 años tras las rejas.
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