Esa es la propuesta de una congresista de Texas, y estas son sus razones
El puritanismo es considerado por los historiadores como el único movimiento religioso que tuvo un efecto real en la revolución americana. Y como recuerda Daniel Blanch en Los orígenes puritanos del patriotismo americano, la idea del ser humano como ser depravado tuvo una importancia clave en esos orígenes puritanos de Norteamérica.
Fueron los puritanos quienes actuaron como los primeros legisladores, estableciendo una serie de tradiciones políticas básicas. Y es en base a esas tradiciones —y a la tendencia del puritanismo de ubicar los asuntos morales en el centro de la vida— que legisladores como Jessica Farrer pueden sentirse en su perfecto derecho de proponer cosas tan extravagantes como la que sigue:
Los hombres deberían ser multados cada vez que se masturben. Da igual que sea en público o en privado.
Farrer incluso propone una cantidad: 100 dólares de multa por paja.
Los hombres, según su propuesta, solo podrían masturbarse legalmente en instalaciones médicas o clínicas gestionadas por el estado. La masturbación fuera de esas dependencias sería punible
Los hombres, según su propuesta, solo podrían masturbarse legalmente en instalaciones médicas o clínicas gestionadas por el estado. “Las emisiones masturbatorias generadas en esas instalaciones serán almacenadas para el fin de la concepción de una esposa actual o futura”.
Además de pedir normas estrictas contra la masturbación, Farrer también aboga por la realización de “examánes rectales digitales médicamente innecesarios” y por la fijación de períodos de espera obligatorios previos a la realización de procedimientos de vasectomía o la prescripción de Viagra.
Esas son las variables básicas de l a propuesta de ley que ha presentado la congresista por Texas bajo el nombre de “Man’s Right To Know Act”, algo así como la “Ley del Derecho del Hombre a Saber”. ¿A saber qué?
Por un lado, que “la eyaculación fuera de la vagina es un acto contra un hijo no nacido” y un fallo a la hora de “preservar la santidad de la vida”.
Por otro, que las mujeres lo tienen mucho peor.
¿Confundido? Nos explicamos.
Farrer es una representante demócrata, para nada puritana. Y su propuesta de ley, aunque real, tiene una intención “satírica”.
La congresista quiere poner de relieve la manera distinta en la que hombres y mujeres son tratados por la legislación estadounidense, sobre todo en lo que se refiere a temas relacionados con la salud sexual y reproductiva.
“Mucha gente a encontrado la propuesta divertida”, comenta Farrera a mysanantonio.com. “Lo que no es tan divertido son los obstáculos que las mujeres texanas se encuentran cada día, obstáculos que fueron puestos ahí por legisladores que han hecho que sea muy difícil su acceso a la salud”.
Farrer es congresista demócrata, para nada puritana. Y su propuesta de ley, aunque real, tiene una intención “satírica”
Los “exámenes rectales digitales médicamente innecesarios” que mencionábamos arriba son un ejemplo de esas dificultades. Según las leyes de Texas, cualquier mujer que pretenda abortar debe ser sometida a dos tactos rectales antes de someterse al procedimiento. “Esos exámenes rectales no tienen nada que ver con la salud”, denuncia Farrer. Para ella, esas pruebas invasivas no son más que un intento de culpabilizar a la mujer y hacer que cambie de idea.
El Estado de Texas, políticamente controlado por una mayoría republicana, cuenta con una de las legislaciones anti-aborto más restrictivas de todo EEUU. De hecho, está sobre la mesa una propuesta de ley (la Abolition Of Abortion In Texas Act) que prohibiría totalmente el aborto. De llegar a aprobarse, cualquier mujer que interrumpiera voluntariamente su embarazo podría enfrentarse a cargos de asesinato.
Texas estudia una propuesta de ley que prohibiría totalmente el aborto. De llegar a aprobarse, cualquier mujer que interrumpiera voluntariamente su embarazo podría enfrentarse a cargos de asesinato.
“Si el Estado se va a meter en el terreno de la salud de las mujeres, miremos entonces a las que son las mejores prácticas médicas, no a la mala ciencia, no a las agendas políticas y no a los votos en unas primarias republicanas”, sentencia Farrer.
En ese mismo sentido de denuncia de malas prácticas, su propuesta de ley aboga por permitir a los doctores que usen “sus razones personales, morales o religiosas” como excusa para negar vasectomías o viagras. Vamos, ese tipo de razones que muchos otros congresistas de herencia moral puritana usan a la hora de proponer o votar todo tipo de leyes relacionadas con la salud de la mujer.
La ley de Ferrer quiere llamar la atención hacia situaciones y comportamientos concretos que se dan en la legislación de Texas en particular, y en la sociedad estadounidense en general. Pero no hay que olvidar que esa misma disparidad en las actitudes sanitarias y en las atenciones hacia hombres y mujeres se ha dado, y aún se da, en muchos otros lugares. Empezando por nuestro propio país.