
Ya está demostrado que el simple hecho de pensar puede acelerar el crecimiento de muchos tumores cerebrales.
Esa es la conclusión que han sacado en base a estudios de la actividad neuronal en la que se promueve el crecimiento por una segregación a través de glioma, este estudio mostró como la actividad en el grado alto de la corteza cerebral es afectado por gliomas, estos representan alrededor del 80 por ciento de todos los tumores cerebrales malignos en las personas.
“Este tumor se origina en donde usamos la función básica del cerebro, la del pensamiento y este mismo es el que promueve su propio crecimiento”, dice Michelle Monje, investigadora y neuróloga de Stanford (la autora principal de este artículo).
En teoría, los médicos podrían desacelerar el crecimiento de estos tumores mediante el uso de sedantes u otros medicamentos para reducir la actividad mental, dice Monje. Pero eso no es una opción viable, ya que no eliminaría el tumor, y lo único que haría sería sedar a estas personas, y eso no es el fin que desean.
Aun así, este descubrimiento sugiere otras maneras de retrasar algunos de los tumores cerebrales más difíciles, dice Tracy Batchelor, quien dirige el programa de neuro-oncología del Hospital General de Massachusetts y no participó en la investigación.
“Realmente no tenemos tratamientos curativos para los gliomas de alto grado”, dice Batchelor. El descubrimiento de una relación entre el crecimiento del tumor y la actividad cerebral “ha abierto una ventana a las intervenciones terapéuticas potenciales”, dice.
El descubrimiento vino de un equipo de científicos que estudiaron los tumores de glioma humano implantados en los cerebros de ratón. Los científicos utilizaron una técnica llamada optogenética, que utiliza la luz para controlar las células del cerebro, para aumentar la actividad de las células cerca de los tumores.
El equipo quería saber si este alto nivel de actividad haría al glioma crecermás rápidamente. “Y el resultado fue que el tumor empezó a crecer gradualmente, por lo que quedó demostrado”
El descubrimiento de una relación entre el crecimiento del tumor y la actividad cerebral es un subproducto de la larga búsqueda de Monje para ayudar a los niños de cáncer cerebral.
El cáncer se llama “glioma de tronco encefálico infantil”. Monje vio su primer caso cuando aún estaba en la escuela de medicina. “Me ocupé de una niña que tenía un glioma de tronco encefálico infantil y yo estaba tan impresionada por nuestro fracaso en el tratamiento de esta enfermedad que decidí ponerme manos a la obra e investigar”, dice ella.
DIPG (así se conoce también a este tumor) ataca a más de 200 niños al año, a menudo en torno a los 6 años, no se puede tratar con cirugía porque las células tumorales se mezclan con las células sanas en el tronco cerebral. Los niños con DIPG suelen vivir unos nueve meses después de ser diagnosticados.
“Esta es una enfermedad con un terrible pronóstico”, dice Monje. “Y es que lamentablemente no hemos podido dar aún con intervenciones que ayuden a la curación durante décadas.”
Monje quería cambiar eso. Así que después de recibir su MD y Ph.D. de Stanford en 2004, comenzó a estudiar las células tumorales DIPG así como la parte del cerebro en el que crecen, el tronco cerebral.
Ella comenzó a sospechar que este cáncer florece en “situaciones climáticas cerebrales específicas” (por llamarlo de alguna manera familiar para que me entendáis) a estas condiciones se le conoce como el proceso proceso llamado mielinización, que sucede en el cerebro de los niños sanos. La mielinización crea una capa de aislamiento alrededor de las fibras nerviosas, lo que les permite llevar señales más rápida y eficientemente.
El año pasado, Monje y un equipo de investigadores demostraron que las células responsables de la mielinización comenzaron a crecer rápidamente en respuesta a los altos niveles de actividad cerebral. “Eso fue un hallazgo intrigante y fue consistente con nuestra idea de que la actividad en el cerebro, el pensamiento, la planificación, usando su cerebro, podría ser la promoción del cáncer que surge en su interior”, dice ella.
El experimento con ratones confirmó la sospecha de Monje. Otro experimento mostró que las células de glioma estaban creciendo de hecho en respuesta a las señales químicas que normalmente conducen a la mielinización.
Un hallazgo sorprendente, sin embargo, era que el vínculo entre la actividad cerebral y el crecimiento del tumor no se limitó a DIPG, el tumor infantil poco común que Monje había estado estudiando desde la escuela de medicina. Su equipo encontró que una serie de gliomas mortales crezca más rápido cuando están cerca de las células nerviosas de gran actividad.
“Este trabajo tiene implicaciones mucho más amplias para los tumores cerebrales”, dice Batchelor. “No son sólo los tumores pediátricos, es pediátrico y adulto. Y no es sólo un determinado tipo de glioma. Esto tiene implicaciones potenciales en toda la familia de los gliomas en el cerebro.”
Batchelor dice que la investigación de Monje sugiere una nueva manera de frenar estos tumores – mediante la interrupción de las vías que unen la actividad cerebral al crecimiento del tumor.
Monje dice que es alentador que su trabajo ha dado lugar a una mejor comprensión de DIPG y otros tumores infantiles mortales. Pero ella dice que es todavía difícil sentirse gratificado.
“Va a ser gratificante cuando hacemos algún descubrimiento en esta enfermedad que salga favorable para estos niños”