Incluye sobornos, mentiras, muertes... y una caja de donuts
78 estadounidenses mueren cada día por sobredosis de opiáceos. Más de 28.000 fallecieron en 2014. Gran parte de los medicamentos que consumen, además, son legales. OxyContin, un analgésico muy recetado para el dolor agudo, ha aumentado su consumo en un 261% desde 2005.
En algunas zonas de EEUU, el OxyContin ha sido catalogado como la droga más peligrosa de la actualidad. Incluso, se han dado casos de robos a mano armada en farmacias, donde el ladrón no se llevó nada más que esta medicina.
Pero su aumento de consumo no ha sido casual. Detrás de esto existe una trama elaborada que ha provocado que empresas farmacéuticas y médicos se llenen los bolsillos a base de recetar una droga altamente adictiva. Purdue Pharmacs, un laboratorio más o menos humilde que las producía, tuvo que pagar 634 millones de dólares en multas después de que tres directivos reconocieran haberla comercializado de forma fraudulenta.
Lo que pocos saben es que, por encima de ellos, había un gigante que se implicó mucho más en la trama. Según ha publicado STAT, Abbott Laboratories fue el mayor aliado de Purdue para crear la marca OxyContin, asesorándose mutuamente para conseguir un rendimiento comercial que ha acabado traduciéndose en miles de muertes por sobredosis.
Contactaban con grandes médicos, sobornándoles para que recetaran OxyContin.
La estrategia del departamento de ventas de Abbott era de lo más rústica. Al parecer, contactaban directamente con grandes médicos para convencerles de que recetaran OxyContin, sobornándoles de forma que se vieran instigados a hacerlo. Uno de los casos llega a ser surrealista.
En Virgina Occidental, los encargados del marketing de OxyContin visitaron, una y otra vez, a un cirujano ortopédico para convencerle de su producto. Este, sin embargo, se mostró reacio a atenderles, alegando falta de tiempo y rechazan do almorzar junto a ellos.
Sin embargo, el personal del hospital les confió un secreto. “Las enfermeras y el personal de oficina nos dijeron que la mejor forma de captar su atención y desarrollar nuestra relación era a través de la comida basura”, escribieron en una nota interna.
De este modo, la siguiente semana aparecieron con una caja llena de donuts de todos los sabores que conformaban la palabra “OxyContin”.Funcionó. El cirujano se mostró dispuesto a atenderles y los representantes de Abbott le pidieron que cambiara, como mínimo, la receta de analgésicos de tres de sus pacientes por OxyContin.
Este es solo uno de los tantísimos casos que se dieron durante varios años por parte de una empresa que llegó a ganar miles de millones de dólares. En los documentos a los que STAT ha tenido acceso, se llegan a citar cenas en los restaurantes más prestigiosos de la ciudad como sobornos a los médicos. Por no hablar de las veces que utilizaron billetes de lotería como “regalos” menos ortodoxos.

Vía STAT
Abbott llegó a recaudar 1.600 millones de dólares en un año cuando antes sus ingresos apenas llegaban a los 49 millones
Las notas incluyen cartas entre Abbott y Purdue e instrucciones sobre cómo tenían que actuar los encargados del marketing, que eran más de 300. La idea era minimizar al máximo la idea de la adicción al OxyContin, llevando la conversación hacia sus beneficios y diciendo que no existe ninguna base científica para sus críticas. Ambas compañías elaboraron un plan elaborado para forrarse a costa de la salud de los enfermos.
En un principio, a Abbott la estrategia le salió perfecta, llegando a recaudar 1.600 millones de dólares en un año cuando, anteriormente, sus ingresos apenas llegaban a los 49 millones. Además, consiguió que toda la culpa fuera para Purdue, que incluso tuvo que indemnizar a Abbott a petición del juez.
Sin embargo, la situación se complicó cuando la gente comenzó a desconfiar del OxyContin. Las numerosas muertes por este motivo hacían que los representantes de Abbott fueran menos creíbles que nunca y, aunque intentaron seguir haciendo lo que siempre hicieron, acabaron desistiendo. Abbott dejó de vender productos farmacéuticos en Estados Unidos, invirtiendo sus ingresos en una nueva empresa fundada en 2013: Abbvie.
Pero, por más que se hayan retirado para que no les siga salpicando sus vergonzosos métodos, el mal ya está hecho. El OxyContin se ha propagado como la pólvora, convirtiéndose en una de las drogas más letales del país.