La escasez de aguacates ha provocado una oleada de crímenes en Nueva Zelanda


En Nueva Zelanda, la escasez de aguacates está provocando algo más serio que ensaladas aburridas: una oleada de crímenes.
Tras la mala cosecha del año pasado, y la alta demanda de aguacates a nivel internacional y local, se han disparado los robos en algunas granjas de cultivo del país.
La demanda ha aumentado de forma considerable en el país. Según el New Zealand Avocado Council, 96.000 hogares adicionales empezaron a comprar aguacates en 2015, lo que ha provocado que los productores locales, mayormente enfocados a la exportación, no hayan podido asumir dicho incremento en la demanda.
Actualmente el precio de cada unidad es de entre 2 y 3 dólares, lo que los ha convertido en una manera fácil de hacer dinero rápido. Desde enero han tenido lugar 40 robos en la isla norte, en uno de los cuales se han llegado a robar 350 aguacates de una sola vez.
Cada pieza se vende a 2 o 3 dólares, lo que ha convertido el fruto en una manera fácil de hacer dinero rápido
La directora ejecutiva del New Zealand Avocado Council, Jen Scoular, ha explicado que los últimos robos se han producido de noche, con los aguacates siendo "rastrillados" de los árboles y recolectados con sábanas en el suelo. Otros, simplemente cogen los aguacates uno a uno a mano y los llevan a mercados de agricultores y pequeñas tiendas.
Otro de los problemas derivados de los robos de aguacates es que estos pueden comportar un riesgo para la salud. Aaron Fraser, sargento de Waihi, avisa que  los frutos "no están maduros y algunos han sido rociados con pesticidas recientemente, por lo que aún puede haber toxinas en su piel. Sin embargo, los altos precios comportan grandes beneficios y estos son un fuerte incentivo".
Los granjeros, por su parte, han respondido instalando sistemas de alarma con luces automáticas.
Aunque, a decir verdad, poco se puede hacer ante la fiebre que desata este delicioso fruto.
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