7 datos ASQUEROSOS sobre los baños públicos que debes saber antes de volver a entrar a uno


Hay ciertas cosas que todos deberíamos saber sobre los baños públicos, por ejemplo, como evitar contagiarte o algo peor. Echa un vistazo a estos 7 datos que seguramente cambiarán tu perspectiva hacia el uso de los baños públicos:

1. Tirar la cadena antes de usarlo podría prevenir que las bacterias se esparzan por el aire.

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El agua del inodoro es el perfecto caldo de cultivos para cientos de tipos de bacterias diferentes. Pero hay algo peor: estudios han demostrado que cuando la orina choca contra la superficie del agua del retrete, se crea una niebla cargada con gérmenes, que pueden llegar a ser inhalados.
Una forma bastante efectiva de prevención es tirar de la cadena antes de usar el inodoro.

2. A menos que no te preocupe tu saluid, mejor evitar completamente los secadores manos.

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¿Es más higiénico usar los secadores de aire o los dispensadores de toallas de papel? Según la última investigación de la Universidad de Londres, la concentración de bacterias es 27 veces mayor en los secadores de aire que en los dispensadores de toallas de papel.
Dentro de estas máquinas, las bacterias consiguen sobrevivir más tiempo, y propagarse a través del chorro de aire.

3. Solo el 30% de los hombres se lava correctamente las manos.

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En 2007, la Sociedad Americana de Microbiología descubrió que el 33% de los hombres y el 12% de las mujeres no se lavan las manos después de ir al baño.
Lavarse adecuadamente las manos es muy importante. Para librarse de la mayor cantidad posible de gérmenes, hay que enjabonarse durante 15 a 20 segundos, enjuagar bien y secar a fondo.
Si no te queda otra que usar el secador de manos, alejar lo más posible la cara de la corriente de aire. Esto disminuye la posibilidad de aspirar bacterias peligrosas.

4. Cubrir el asiento del inodoro con papel es algo sin utilidad real.

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Puede que cubrir el asiento del inodoro con papel higienico sea inútil. William Schaffner, profesor de medicina preventiva en el Centro Médico de la Universidad Vanderbilt, dijo al Huffington Post que esta es una práctica más relacionada con “la tranquilidad y seguridad que con una efectividad real”.
El principal motivo se debe a que “los asientos de los inodoros no son un vehículo para la transmisión de cualquier agente infeccioso”.
Nuestra piel es una barrera muy efectiva para bloquear la entrada de bacterias peligrosas a nuestro organismo. De lo que sí debemos preocuparnos, es de lavarnos bien las manos cuando terminamos de usar el baño, lo que según estimaciones, reduce hasta un 50% las probabilidades de contraer una enfermedad diarreica.

5. Alrededor del 25% del jabón que encontramos en los baños públicos está contaminado

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Lamentablemente, los dispensadores recargables de jabón líquidos son un cúmulo de bacterias coliformes. El problema llega al punto de que ” hay tanta materia fecal que ya es casi mejor lavarse las manos en el inodoro después de apretar el botón”, según dijo Charles P. Gerba, profesor de microbiología de la Universidad de Arizona . Incluso en EE.UU. se ha comenzado una campaña para lograr eliminar este tipo jaboneras de los baños públicos.

6. Te encuentras con más gérmenes al salir que al entrar.

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Ni después de lavarte las manos estás a salvo, ya que las puertas de los baños públicos, son un cúmulo impresionante de bacterias. El picaporte del baño está repleto de bacterias fecales, así que lo mejor es usar una toalla de papel limpia cuando tenés que abrir la puerta.
Algunas vienen con sistemas que evitan el contacto de las manos con la puerta, pero son extremadamente raros.

7. A pesar de todo, uno tiene más riesgo de enfermarse en un ascensor que en un baño público.

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Investigadores de la Universidad de Toronto encontraron que la prevalencia de bacterias en los botones del ascensor es de 61%, mientras que en la superficie del baño era del orden del 43%. Esto se debe a que las bacterias proliferan mejor en un ambiente pequeño y con poca ventilación, y el ascensor cumple con esos requisitos.
Además, la mayoría de los gérmenes presentes en los baños públicos (y que no son eliminados a través del lavado de manos), raramente causan algo peor que unos síntomas parecidos a los de la gripe común.
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