¿Eres de los que saca la lengua al concentrarse? Descubre por qué


Hay muchos gestos que se suelen hacer cuando nos concentramos, pero ninguno es tan característico como el de quien saca la lengua al concentrarse, en especial los niños, ¿te has fijado?

¿Eres de los que saca la lengua al concentrarse? Descubre por qué

Realmente este mohín lo hemos hecho casi todos en algún momento, y en algunos se queda. Una de las principales señales es que hay una profunda abstracción, se está tan metido en lo que se hace que si se lo indicas a la persona probablemente ni se haya dado cuenta.
Así es. ¿Pero por qué sucede? Los científicos nos traen una respuesta. Hasta hace poco tiempo se pensaba que la cognición y las habilidades motoras se activaban y eran controladas por distintas partes de nuestro cerebro, la primera en los ganglios basales y el cerebelo, y las segundas en la corteza prefrontal.
Por lo visto esta idea se ha ido abandonando. En el 2000, la psicóloga de desarrollo y neuro-anatomista Adele Diamond publicó un interesante trabajo, donde planteaba la estrecha relación entre el desarrollo motor y cognitivo con el cerebelo y la corteza prefrontal, y mostró cómo se vinculaban las funciones motoras y cognitivas del cerebro humano, pudiendo activarse ambas funciones tanto para el movimiento como para una tarea cognitiva.
Por otro lado, se ha observado que las regiones cerebrales que actúan en el lenguaje, para formar nuevas palabras y para el acto de hablar –incluyendo, naturalmente, la lengua y la cara–, están relacionadas, y en ciertos casos, son las mismas. O sea, la región cerebral encargada del habla y de las “entradas del lenguaje” (el área de Wernicke), se asocia en un circuito neuronal con el área de Broca, que es la región donde “están” las palabras.
Para afianzar esta teoría, un grupo de investigadores observó, en 2015, que determinados tipos de tareas de comunicación no verbal eran más propensos a que la persona que saca la lengua al concentrarse, lo hiciese. Descubrieron algo interesante: que la lengua es una de las zonas con más terminaciones nerviosas que tenemos, y que aun cuando estemos concentrados en algo, ella “anda a su aire” dentro de la boca, mandando innumerables estímulos al cerebro.
Para que se quede quieta y no distraiga, la gente lo que hace es sacarla a un lado y entonces el cerebro puede centrarse en la tarea que se quiere realizar.
El músculo de la lengua se maneja en la misma región cerebral de las actividades de máxima atención, por lo que inmovilizándola se bloquea la función motriz y gustativa para que no interfiera en nuestra concentración.
Así lo observaron en un grupo de niños de cuatro años de edad, y fue otra sorpresa: en la infancia es notablemente superior la probabilidad de sacar la lengua para concentrarse que en la adultez. Y no sólo eso, también se sorprendieron al notar que las tareas que exigían motricidad fina no eran las que especialmente hacían que sacaran la lengua, sino otras de ritmo más rápido, que involucraban elementos de la comunicación gestual de las manos.
¿Eres de los que saca la lengua al concentrarse? Descubre por qué
Además, notaron que los niños diestros tendían a sacar la lengua hacia la derecha hasta el final de la actividad, lo que les indicó el control del hemisferio izquierdo del cerebro, que suele ser algo más dominante en el lenguaje para las personas diestras. Los investigadores llegaron a la conclusión de que hay una estrechísima conexión entre la lengua y las manos en los centros cerebrales del lenguaje, que muy probablemente se deba a un vestigio de los comienzos del habla humana a través de los gestos.
Lo que sacaron en claro es que la lengua se estimula todo el tiempo, aunque no estemos conscientes de eso. Haz una prueba: intenta leer en silencio sin que tu lengua se mueva. Verás que es un poco difícil. Por eso, si se requiere de niveles particularmente altos de atención habrá que inmovilizarla sacándola o mordiéndola, y así el cerebro se verá libre para concentrarse más.
Otra cosa notable es que quien saca la lengua al concentrarse tiende a perder la costumbre a medida que envejece, y aún no se ha encontrado el motivo. Puede ser que el cerebro vaya haciéndose más eficiente al ejecutar varias tareas y ya no se necesite sacar la lengua, o que se tema a la burla social.
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