¡Aquí tenemos la explicación de por qué esto le da ASCO a tanta gente!


Algunas personas son capaces de manifestar un auténtico pánico, náuseas y sudores fríos cuando ven algo, como por ejemplo, un montón de espuma con burbujas, un traje de lunares, una flor de loto, un panal de abejas, un puñado de troncos apilados, un ladrillo o una tableta de chocolate con burbujas. Esto se produce porque padecen tripofobia, es decir, un miedo patológico a las figuras geométricas formadas por agujeros o dibujos repetidos similares a orificios. Este trastorno podría tener un origen evolutivo, según sugirió un estudio que publicó la Universidad de Essex. 
Y aunque no lo parezca, muchas personas suelen sufrir este trastorno, pero simplemente no lo saben, y hay muchos casos diferentes, con algunos más graves que otros. Mucha gente suele tener una sensación extraña cuando mira algunas imágenes similares a la anterior, pero seguro que nunca han entendido el porqué de ello hasta que han escrito en Google: “miedo a los agujeros”. Oh, Google, qué haríamos sin tu ayuda…De hecho, el 15% de la población sufre de tripofobia (18% en mujeres y 11% en hombres). En las personas que la sufren, ver alguna imagen que contenga orificios diminutos puede producir que el ritmo cardíaco aumente y que haya picos de actividad en la zona cerebral de la visión.
“Realmente no puedo hacer frente a esos pequeños, irregulares o asimétricos agujeros, ellos hacen que sienta ganas de vomitar, llorar y estremecerme profundamente”, dijo un sufridor anónimo. También, según lo experimentos, la sensación de mirar una imagen llena de agujeros se relaciona con una perspectiva evolutiva de tener que enfrentarse cara a cara con una criatura venenosa, como un pulpo anillado azul, una rana dardo venenosa o un pez globo. Un estudio encontró que estas especies venenosas a veces tienen patrones similares que inducen a la tripofobia. 

Aunque está descrita como una fobia, en realidad, no está reconocida en la Comunidad Psicológica. “Pensamos que todo el mundo tiene tendencias tripofóbicas aunque piensen que no le tienen miedo”, dijo Geoff Cole, del experimento de la Universidad de Essex. De acuerdo el experto, su trabajo concluye en que este miedo podría, por lo tanto, tener una explicación evolutiva, ya que dichos patrones que provocan rechazo instintivo en ciertas personas, comparten rasgos visuales con ciertos animales que nuestros antepasados tuvieron que evitar para sobrevivir. 
La tripofobia, como muchos temores del ser humano, va por niveles, por ejemplo, casos de simple asco, repulsión, y los de fobia moderados y extremos. Se puede llegar a la situación en que un simple altavoz, una naranja, incluso los macarrones así como quesos suizos pueden causar una gran sensación de agobio a una persona. Todo empieza y acaba en el cerebro, cuando percibes a través de los ojos una imagen de una planta, animal o cosa, el cerebro la procesa para identificar de qué se trata y qué hay que hacer con eso. 

Lo primero que hace el cerebro con cualquier cosa es advertir al todo el sistema nervioso si hay algún peligro, en este caso, lo identifica de manera incorrecta porque “es lo que usted quiere que sea”, utilizando al cerebro para crear una imagen en sí mismo, de modo que nuestro cuerpo, por naturaleza, trata de desechar lo que tiene y le puede hacer daño. La piel de las personas, por medio del sistema nervioso, utiliza muchos mecanismos para defenderse, por ejemplo, expulsar sudor para refrescarse cuando hace calor. 
Como todas las fobias, hay varios tratamientos posibles, diversas terapias psicológicas y algunos medicamentos. Con la terapia de exposición, un terapeuta te expondrá poco a poco al estímulo que provoca tus síntomas, ayudándole a controlar la ansiedad mediante diferentes herramientas. Otras técnicas también le ayudarán a lidiar con las situaciones que provoquen dicha ansiedad. Lo mejor en todos los casos, es consultar e un médico antes de tomar ninguna decisión. SI le ha gustado el artículo, ¡no olvide compartirlo con sus familiares y amigos!

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