¿Por qué nos duelen las viejas cicatrices, articulaciones y fracturas cuando va a cambiar el tiempo?


Es muy probable que tú o algún amigo sea capaz de “predecir” los cambios de temperatura gracias al dolor de alguna cicatriz o antigua lesión. Cómo os podréis imaginar, todo esto responde a unos determinados factores atmosféricos y su efecto sobre nuestro cuerpo.
Se han llevado a cabo diversos estudios y, aunque esto del dolor es un tema un poco subjetivo, se han encontrado ciertos factores que influyen de una manera determinante a la hora de que esto se produzca.
La presión atmosférica es la principal culpable de estas molestias, pero ¿cómo afecta exactamente la presión a mis viejas heridas?. Bueno, para entenderlo os explicaré muy brevemente y de manera muy resumida los efectos de la presión atmosférica en nuestro cuerpo.
Todo objeto existente sobre la tierra está sometido a una presión atmosférica más o menos constante durante todo el día de 1 kg por centímetro cuadrado. Esta presión es la que evita, por diversos factores, que nuestro cuerpo con sus líquidos y sus gases, se expanda o se contraiga.
Dependiendo de a la altura que nos encontremos, la presión puede subir ligeramente o bajar. Estas variaciones son apenas imperceptibles para nosotros. Más allá de unos oídos taponados, no seríamos capaces de diferenciar estas variaciones. Lo que tenemos que tener claro es que, a más altura, menos presión y por lo tanto, más se expande todo (gases y líquidos especialmente).
Para comprobar esto que digo, podéis hacer un sencillo experimento. Tan solo tenéis que coger una botella vacía y cerrarla en lo alto de una montaña. Luego bajas con ella hasta el nivel del mar y veréis cómo el cambio de presión gradual, provoca que la botella se vaya comprimiendo.

Así se queda una botella cuando baja de 4.300 m hasta el nivel del mar

¿Y cómo afecta todo esto a que a mi me duelan las rodillas o las cicatrices?

Cuando el tiempo va a cambiar, se producen unas variaciones de presión en el ambiente producto de los movimientos de aire frío y caliente.
Bien, nuestro cuerpo está compuesto en un 65% de agua y el agua es bastante sensible a las variaciones de presión expandiéndose o comprimiendo según el caso. Algunas partes del cuerpo, cómo el liquido sinovial que se encuentra en nuestras articulaciones, es más sensible a estos cambios. Si tus articulaciones están en perfectas condiciones, no notarás absolutamente nada, pero si están desgastadas o existen viejas lesiones, al aumentar o disminuir su volumen puede presionar nervios y producir ese dolor que nos avisa de que el tiempo va a cambiar.
En el caso de las cicatrices, el efecto es parecido. El tejido cicatricial es menos elástico que la piel, por lo que al producirse un cambio de presión y expandirse, le cuesta más y tiende a doler. Los vasos sanguíneos también sufren un ligero cambio, que puede afectar principalmente a aquellas personas propensas a sufrir jaquecas.
Hemos de recordar que estas variaciones son mínimas, pero suficientes para que si alguna parte de nuestro cuerpo no está en las condiciones optimas, lo notemos.
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