El cerebro también envejece (pero puedes mantenerlo joven con estos hacks de la neurociencia)

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Envejecer es un proceso natural al que no hay que temerle. Pero lo cierto es que, aunque el promedio de vida es mucho mayor ahora que hace un par de siglos, los estilos de vida contemporáneos están logrando envejecernos prematuramente. Y esto no es algo muy grato.

Así que, para aprovechar ese plus de vida con el que la evolución nos ha dotado, debemos buscar la longevidad para nuestro organismo ―incluido nuestro cerebro―. Y sólo podremos encontrarla en un lugar: nuestros hábitos. Uno de ellos, quizá el más importante, es la dieta. Como han comprobado quienes viven en la costa ―y más concretamente, en las llamadas “zonas azules”―, la longevidad reside esencialmente en aquello de lo que nos alimentamos.




No se trata de vivir más por el mero hecho de vivir más. Se trata de vivir bien. En el caso de nuestro cerebro, eso se traduce en fuerza, agilidad, capacidad de razonamiento, habilidades cognitivas agudas, buena memoria y, ¿quién sabe? quizá también habilidades predictivas. Y mantener estas capacidades es posible aunque pasemos de los 45 años de edad.

Y es que muchos estudios lo comprueban: a los 45 años el cerebro comienza a envejecer, y regiones cruciales de este órgano dejan de poder comunicarse como antes.

Pero no todo está perdido. ¿O no te preguntas por qué hay personas de 70 u 80 años tanto o más lúcidas que jóvenes de 17? El envejecimiento tal vez no sea infalible. Nosotros podemos cambiar el flujo de la evolución, también en lo que respecta al envejecimiento del cerebro.
Así que aquí te mostramos cómo mantener tu cerebro joven
con algunos hacks de la neurociencia:
Antes que nada, ejercita tu cerebro (¡es como un músculo!)

El cerebro es un músculo. O eso dicen, ¿cierto? Bueno, la comparación viene de que, al igual que un músculo, se le puede entrenar con algunos ejercicios para mantenerlo fuerte.

Pero no hablamos de aplicaciones de entrenamiento mental o juegos para que mejores tu capacidad cognitiva. Éstos han sido desacreditados por muchos neurocientíficos de distintas disciplinas.

De lo que se trata es de realizar algunas actividades más “mundanas” de forma cotidiana, como leer. Leer modifica nuestro cerebro de maneras muy positivas, pues promueve la empatía y mejora la atención. Actividades como esta estimulan lo que se conoce como “reserva cognitiva”, misma que nos protege de las lesiones, el deterioro y el envejecimiento. Leer hace que el cerebro crezca y desarrolle más neuronas y sinapsis, lo que a su vez nos provee de una mayor reserva cognitiva.


Ah, pero no te escapas de la actividad física…

La reserva cognitiva también se ve estimulada por el ejercicio, sobre todo el aeróbico. Si quieres una buena salud mental ―y también hacer que tu corazón evolucione― puedes hacer un poco de spinning.


Mantente oxigenado

Al oxigenarlo, estamos activando y estimulando áreas muy profundas del cerebro, que tienen que ver con la atención pero también con la regulación de las emociones, un aspecto que solemos olvidar pero que es clave mantener saludable.

Te recomendamos respirar profundo durante 5 minutos una vez al día, en cualquier momento. Pero será mejor aún si a tus actividades aeróbicas les sumas un poco de yoga, una práctica que relaja la mente y nos enseña cómo respirar, y que incluso puede ayudar a prevenir el Alzheimer.


Y no dejes de hacer ejercicios de razonamiento (aunque no sean lo tuyo)

Las matemáticas también mantienen joven a nuestro cerebro, sobre todo a la zona del hipocampo, que es la que tiene mayores implicaciones para la memoria. Además te pueden ayudar a llevar tus pensamientos a otro lado, promover la concentración y ayudarte a dejar de pensar en aquello que te estrese. También puedes probar jugando ajedrez.


También puedes procrastinar (con sentido)

El ocio ha estado siempre en disputa. Grandes pensadores lo detestan y lo alaban por igual. Pero, como bien dijo Bertrand Russell:


El sabio uso del ocio es un producto de la civilización y de la educación.

Siguiendo esta idea, es indudable que procrastinar es necesario, entre otras cosas, para ahuyentar la demencia. En un estudio se comprobó que las personas mayores que realizan actividades de ocio reducen en un 38% la probabilidad de desarrollar demencia. Y lo cierto es que hay muchas formas de procrastinar con sentido, y éstas te ayudarán asimismo a ser más productivo.


Y por supuesto: alimenta a tu cerebro

Algunos alimentos hacen estragos en nuestro cerebro, llegando incluso a interrumpir nuestras capacidades cognitivas. Es el caso de las grasas saturadas, por ejemplo. Otros, en cambio, pueden potenciar su salud, y más si se comen de ciertas formas, como recomienda el doctor Daniel Amen, miembro de la Asociación Americana de Psiquiatría. Este experto tiene muchos hacks y hasta un menú especial que hará las delicias de nuestro cerebro.
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