Se pasó del morado al naranja en honor a un príncipe y a una bandera
Hace 400 años las zanahorias eran tan moradas que casi parecían negras. Y este fue su color en la mayor parte de su historia, que empezó en Afganistán y Turquía hace por lo menos 4.500 de antigüedad.
¿Cómo se pasó del morado al naranja? Toda la culpa es de un príncipe, pero empecemos por el principio.
En aquella época se encontraban zanahorias violáceas, rojizas, amarillentas y anaranjadas en estado silvestre y eran unas raíces con muchas ramificaciones, bastante escuchimizadas y de un sabor amargo. Esto las convertía en buenas candidatas para cualquier medicina pero en una pésima opción para llenar el estómago.

Sin embargo, interesaban sus hojas y sus semillas por su gran aroma y como al resto de verduras,y se empezó a cultivar las zanahorias violetas y a considerarlas comestibles hasta que en el siglo X ya se cosechaban con toda normalidad unos ejemplares sabrosos y con una raíz grande y carnosa que sí se podía aprovechar en cocina.
Durante este proceso, se fueron extendiendo por Oriente Próximo y el norte de África hasta llegar a España en el siglo XII. E ra una verdura corriente en toda Europa hacia el XVI y su color violeta aparecía desde en manuscritos iluminados hasta en pinturas de la época.

Manuscrito Tacuinum Sanitatis (siglo XIV)
Pero tenía un pequeño fallo que la desterró del podio de los vegetales más queridas: desteñía un montón y daba a todas las sopas y guisos un color nada agradable y además coloreaba las manos del chef. Era tal su potente color que las damas de la corte incluso llegaron a colocarse zanahorias violetas en sus sombreros a modo de ornamento, según cuenta el libro La zanahoria violeta y otras historias curiosas de lo que comemos.
Por este motivo, las variedades rojas y amarillas ganaron el favor durante un tiempo hasta que sucedió fenómeno extraño: en tan solo un siglo, la mayoría de pinturas holandesas ya retrataban a la zanahoria naranja en lugar de la antigua violeta. Así lo comprobó el agrónomo holandés Otto Banga, que anduvo por los pasillos del Louvre y otros museos comprobando tamaña aparición.

Cristo en casa de María y Marta ( Pieter Aertsen, 1553)
Hay varias explicaciones pero la que logra mayor consenso está en el furor patrio holandés: los campesinos plantaron solamente zanahorias naranjas para honrar a Guillermo de Orange, que portaba el color naranja en su emblema y en ese momento lideraba la guerra de independencia del país contra la corona española.

Mercado de vegetales ( Arnout de Muyser, c. 1600)
Porque en aquel entonces, los Países Bajos eran los principales productores de zanahorias y pioneros en prácticas hortícolas. Ya en el siglo XVII muchos agricultores seleccionaban por tamaño, color y sabor sus verduras y plantaban las de buenas características para obtener unos vegetales mejores.

No obstante, a día de hoy todavía es posible encontrar zanahorias violetas y también de otros colores que bien se han arraigado a las tradiciones de algunos lugares o vuelven a aparecer gracias a un esfuerzo de recuperación.
Hace 400 años las zanahorias eran tan moradas que casi parecían negras. Y este fue su color en la mayor parte de su historia, que empezó en Afganistán y Turquía hace por lo menos 4.500 de antigüedad.
¿Cómo se pasó del morado al naranja? Toda la culpa es de un príncipe, pero empecemos por el principio.
En aquella época se encontraban zanahorias violáceas, rojizas, amarillentas y anaranjadas en estado silvestre y eran unas raíces con muchas ramificaciones, bastante escuchimizadas y de un sabor amargo. Esto las convertía en buenas candidatas para cualquier medicina pero en una pésima opción para llenar el estómago.

Sin embargo, interesaban sus hojas y sus semillas por su gran aroma y como al resto de verduras,y se empezó a cultivar las zanahorias violetas y a considerarlas comestibles hasta que en el siglo X ya se cosechaban con toda normalidad unos ejemplares sabrosos y con una raíz grande y carnosa que sí se podía aprovechar en cocina.
Durante este proceso, se fueron extendiendo por Oriente Próximo y el norte de África hasta llegar a España en el siglo XII. E ra una verdura corriente en toda Europa hacia el XVI y su color violeta aparecía desde en manuscritos iluminados hasta en pinturas de la época.

Manuscrito Tacuinum Sanitatis (siglo XIV)
Pero tenía un pequeño fallo que la desterró del podio de los vegetales más queridas: desteñía un montón y daba a todas las sopas y guisos un color nada agradable y además coloreaba las manos del chef. Era tal su potente color que las damas de la corte incluso llegaron a colocarse zanahorias violetas en sus sombreros a modo de ornamento, según cuenta el libro La zanahoria violeta y otras historias curiosas de lo que comemos.
Por este motivo, las variedades rojas y amarillas ganaron el favor durante un tiempo hasta que sucedió fenómeno extraño: en tan solo un siglo, la mayoría de pinturas holandesas ya retrataban a la zanahoria naranja en lugar de la antigua violeta. Así lo comprobó el agrónomo holandés Otto Banga, que anduvo por los pasillos del Louvre y otros museos comprobando tamaña aparición.

Cristo en casa de María y Marta ( Pieter Aertsen, 1553)
Hay varias explicaciones pero la que logra mayor consenso está en el furor patrio holandés: los campesinos plantaron solamente zanahorias naranjas para honrar a Guillermo de Orange, que portaba el color naranja en su emblema y en ese momento lideraba la guerra de independencia del país contra la corona española.

Mercado de vegetales ( Arnout de Muyser, c. 1600)
Porque en aquel entonces, los Países Bajos eran los principales productores de zanahorias y pioneros en prácticas hortícolas. Ya en el siglo XVII muchos agricultores seleccionaban por tamaño, color y sabor sus verduras y plantaban las de buenas características para obtener unos vegetales mejores.

No obstante, a día de hoy todavía es posible encontrar zanahorias violetas y también de otros colores que bien se han arraigado a las tradiciones de algunos lugares o vuelven a aparecer gracias a un esfuerzo de recuperación.
[Vía Food Passages]