
Todos hemos sufrido pérdidas. La muerte es algo a lo que nadie puede acostumbrarse, llega de improviso y nos quita de nuestro lado a esas personas queridas, nuestros pilares y aliento en el día a día.
Hay quien dice que la muerte, debería permitirnos un instante de despedida. Como un andén de ferrocarril donde todos pueden decirse adiós, poner en voz alta palabras no dichas y dejar ir sin permitir que nada quede pendiente. Un abrazo intenso y después, subir en ese tren que nos separa de lo nuestros.
Ahora bien, sabemos que no es así. Y que el final de muchas personas es tan brusco como inesperado. Otras veces, la enfermedad nos hace separarnos con dolor, pero con algo más de rendición, al ver que la muerte puede ser un alivio. Pero… ¿qué ocurre después del vacío? ¿Por qué es tan común soñar con esas personas que ya no están? Y más aún… ¿Por qué hay gente que recibe incluso mensajes y consejos de esos seres queridos en medio de los sueños?
1. Cuando la pérdida es muy inesperada
El simple hecho de vivir algo tan traumático como perder a alguien de un día para otro, nos somete a una fuerte carga emocional. Nadie puede asumir ese acto sin pasar antes por un duelo, por un duro proceso de aceptación.

Soñar con un ser querido días después de haber experimentado la pérdida, es pues algo normal, un proceso a través del cual, interiormente vamos procesando lo ocurrido.
2. Han pasado meses o años, y soñamos con ese familiar
Dependiendo de lo importante que fuera para nosotros esa persona, el impacto en el mundo onírico tendrá más o menos relevancia. Si perdemos a un padre o una madre, a la pareja o un hijo, nuestro día a día se queda huérfano de muchas necesidades, vacío en situaciones antes tan cotidianas. Son auténticas heridas.
Muchas veces suele ocurrir lo siguiente: tenemos un problema en concreto, algo que nos causa mucha ansiedad. De pronto un día soñamos que un familiar, nos da el consejo adecuado. Nos ofrece la solución.
¿Significa esto que esa persona ha llegado desde el más allá para ayudarnos? Desde una perspectiva psicológica podríamos decir que no. Nuestro inconsciente se ha puesto en el lugar de ese padre, de nuestra madre, hermano o nuestro abuelo, para ofrecernos la respuesta que necesitábamos. En el fondo sabíamos muy bien lo que nos hubiera dicho esa persona si estuviera viva… solo necesitábamos un pequeño “empujón”.

Vuelven a nosotros porque notan nuestro sufrimiento, y desde su plano en el más allá,acuden a darnos paz. Lo hacen desde el mundo de los sueños porque es el canal en que fluyen las energías, en que nos adentramos en otro escenario en el cual, pueden darse estos breves y efímeros contactos.
Las personas que los han experimentado, declaran no haber pasado miedo en ningún instante. Solo alivio.
3. Aspectos que quedaron pendientes
Muchas veces, el adiós a un familiar que no pudo darse en vida, se experimenta en sueños. Ofrecer ese abrazo final, decir lo que quedó pendiente y después, simplemente dejar ir. Es común verlos cómo se alejan de nosotros con tranquilidad, y esa imagen de por sí, ofrece consuelo a quien sufre.
¿Significa esto que las personas fallecidas pueden venir desde el otro lado para decirnos “adiós”? Desde un punto de vista objetivo, la respuesta es que no. Sería una vez más nuestro cerebro quien escenifica estos momentos para el desahogo y el alivio emocional. Es una forma de liberarnos del dolor, para que recuperemos nuestra vida.
